Despertar
28 agosto 2009
Aviso: Esto, al igual que esta entrada, son ejercicios chungos de Narrativa. No, siento decepcionar al personal, pero todavía no me he vuelto loca 😛
No volveré a repetirlo. Me llevé ¡tres días! con ardores para desintegrar tanto plástico. No es una de las mejores experiencias que puedes tener recién salido de un huevo. La despensa, eso sí, quedó limpia de un lametazo. A la humana se le ocurrió llamarme Tragón. ¿Qué tipo de nombre es ese? Se lo volvió a pensar cuando empecé a gruñir y a resoplar molesto, llenando el cuarto de humo y de olor a quemado. Era una alfombra de algodón rojo trenzado, muy bonita. Todavía siento haberle chamuscado la esquina, pero aún no controlaba mi fuego. La humana tuvo que esconder ese trozo bajo el sofá, echando agua por los ojos para apagar una llamita que se resistía. De todas formas, si no hubiera sido por ese accidente, nunca se hubiese molestado en buscar mi verdadero nombre.
Dragón
27 julio 2009
– Esta usted aquí porque insiste en decir que es un dragón.
– Lo soy.
– Y por eso se ha tirado desde un segundo, ¿no?
– Los dragones volamos. Tenemos alas.
– Ya.
– ¡Soy un dragón!
– Entonces… ¿cómo explica usted las escayolas?
– No se… No tendría que estar así, aunque últimamente me cuesta mucho dejar de ser humano. Tendría que haberlo hecho antes de lanzarme al vacío…
– Claro.
– No me cree ¿Verdad?
– Es bastante difícil. Los dragones no existen.
– Yo existo